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Muchas veces, la naturaleza colabora con nosotros a la hora de facilitarnos materiales
para realizar nuestras manualidades.
Hoy voy a enseñaros unas rosas de
madera.
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ROSAS DE MADERA
Hay un
árbol (el Cedro de Líbano) que da unas piñas que parecen flores de madera.
Las
descubrí hace poco tiempo, pues el otro día me las trajo Carlos, mi pareja, que sabe
que me gustan mucho las manualidades y les encontraría una utilidad y la verdad
es que me quedé prendada de ellas… me parece que se pueden aprovechar para
hacer broches, centros, decorar cajas, ponerles un tallo y formar un ramo…
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Cuando como en este caso me ilusiono con una manualidad, siempre me acuerdo de un capítulo del libro de platero y yo ”El sello”, en el que Juan Ramón Jiménez (niño), va colocando sellos con su nombre a todas las cosas y en un momento dice: ¿quedó algo por sellar en mi casa? ¿Qué no era mío?...
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- En este caso me decido por utilizarlas para crear un broche, dándoles una mano de barniz y pegándoles por el revés un cierre de metal, sujetándolo muy bien con pegamento y silicona.
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- Otro día compuse un ramo barnizándolas y añadiéndoles unas ramas a modo de tallo.
¡Espero que os guste!
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“El principito se fue a ver nuevamente a las rosas. Les dijo:
–En efecto, no se parecen a mi rosa. Ustedes todavía no son nada. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, un zorro común y corriente que en nada se diferenciaba de los otros cien mil zorros. Sin embargo, ahora, él es único en el mundo.
Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:
–Son realmente muy bellas pero están vacías. Nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera puede creer que mí rosa es igual. ¡No es así! Ella es más importante que todas ustedes juntas porque a ella he regado, a ella cuidé y protegí con el biombo, porque la libré de los gusanos, dejando sólo los que serían mariposas. Porque es ella a la que oí quejarse, vanagloriarse y, a veces, hasta callarse. Porque, finalmente, ella es mi rosa.
Y volvió con el zorro...
–Adiós
–dijo el principito con tristeza.
–Adiós
–dijo el zorro
–. He aquí mi secreto: Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos.
–Sólo con el corazón... Lo esencial es invisible a los ojos...-repitió el principito para recordarlo.
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